Charlie Kirk: un asesinato que pulveriza los valores estadounidenses
- Equipo Editorial
- 11 sept
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Actualizado: 21 sept
Por Equipo Editorial
11 de septiembre de 2025 –– Con un disparo al cuello, el comentarista y activista conservador Charlie Kirk cayó fulminado al suelo durante un acto que su organización, Turning Point USA, celebraba en la Universidad de Utah Valley el 10 de septiembre.
En segundos, el campus universitario pasó del debate y del diálogo a la sangre y pánico. Miles de asistentes gritaban y huían despavoridos mientras varios presentes atendían al joven de 31 años. Horas después, Kirk moría en el hospital y dejaba atrás a su mujer y dos hijos.
El asesinato de Kirk representa la debacle de los valores estadounidenses y la confirmación de que el país ha perdido la brújula –– no ya política, sino humana ––. Su muerte es la culminación de una cadena de violencia que, sólo este año, también ha visto el asesinato de la legisladora de Minesota Melissa Hortman y de su esposo, así como ataques a punta de pistola contra el senador estatal de Minesota John Hoffman y su esposa. El año pasado, Donald Trump sobrevivió a dos intentos de asesinato. Y en 2022, el marido de Nancy Pelosi era el blanco de una agresión en su propia casa.

La organización de Kirk dio sus primeros pasos en 2012 y se convirtió en un movimiento revolucionario que promueve las ideas políticas conservadoras y que supo apelar a una juventud sin claros referentes políticos. A través de debates con estudiantes en centros universitarios de todo el país (y del extranjero), Kirk se consolidó como una influyente y popular figura social y política para la derecha estadounidense, MAGA y Donald Trump.
Kirk se forjó una exitosa carrera con una precocidad asombrosa. A pesar de carecer de un título universitario, tenía las ideas muy claras desde que era un adolescente, supo expresarlas con elocuencia, captar millones de seguidores en sus redes sociales y retar a sus detractores a intensos intercambios de ideas y debates –– por muy incómodos que éstos resultaran –– que rápidamente se viralizaban por la esfera digital. Y ha sido precisamente en el campo de batalla donde mejor se desenvolvía Kirk, en un campus universitario rodeado de jóvenes mentes, donde su carrera y su vida se han terminado.
Su muerte, con innegables tintes políticos, es también la muerte de la tolerancia, del respeto por las opiniones divergentes y de la libertad de expresión en un país polarizado que, en los últimos años, ha venido taponando y silenciando las opiniones contrarias. Por ende, es la muerte de la Primera Enmienda de la Constitución de EEUU, un derecho del que los estadounidenses han podido presumir incluso ante grandes potencias europeas cuyos textos constitucionales o legislaciones no recogen este tipo de protecciones. Para ejemplo, la Ley Mordaza en España, un ultraje a la libertad de expresión.
En EEUU, donde unos han insistido en silenciar al contrario, Kirk creó un espacio para escucharlo y debatir. Y una sociedad que valora la Primera Enmienda debe saber reconocer esta realidad, más allá de que uno esté o no de acuerdo con el posicionamiento político, religioso y principios de vida de Kirk. Somos muchos quienes no comulgamos con sus ideas, pero no por ello se debe celebrar esta tragedia, dejar de condenarla y abandonar el camino que lleve hacia el diálogo constructivo entre partes encontradas.
La injustificable muerte de Kirk deja también un vacío abismal en el seno del movimiento conservador que no será fácil de rellenar y que genera preocupantes interrogantes sobre el porvenir de EEUU, su capacidad para regenerarse y de abrirse hacia la diversidad de ideas que se articulan desde la palabra, no con más violencia.
Actualización, a 14 de septiembre de 2025:
Compartimos la valoración y el llamado del Senador Bernie Sanders sobre el asesinato de Charlie Kirk porque captura la esencia de nuestro mensaje.





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