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Qué significa ser mujer en Afganistán

  • ONU
  • 6 sept
  • 7 Min. de lectura

Por ONU


6 de septiembre de 2025 – Ya transcurrieron cuatro años desde la segunda toma del poder por parte de los talibanes en Afganistán. Desde agosto de 2021, las autoridades de facto han emitido decenas de instrucciones que privan a las mujeres y niñas de sus derechos en ámbitos como la educación, el trabajo, el movimiento y las decisiones públicas. Las niñas no pueden asistir a la escuela secundaria, y a las mujeres se les prohíbe el acceso a las universidades, a la mayoría de los empleos y a los espacios públicos, como parques, gimnasios y clubes deportivos. 


Al mismo tiempo, la superposición de distintas crisis humanitarias y condiciones de pobreza dificulta la vida de todas las personas, especialmente de las mujeres y niñas. 


Pero no se trata solo de dificultades individuales. El índice de género de Afganistán 2024 que publica ONU Mujeres revela que la profundización de la crisis de los derechos de las mujeres también acelera el declive del país y aumenta la desigualdad en materia de salud, educación, empleo, seguridad y toma de decisiones. 

Los datos que se muestran a continuación dejan claro por qué es importante.


¿Las mujeres afganas pueden acceder a la atención médica en 2025?


El acceso a la atención médica se ha vuelto cada vez más difícil para las mujeres afganas desde que los talibanes tomaron el poder: el miedo, las restricciones a la movilidad, las prohibiciones educativas y la discriminación sistémica impiden que las mujeres y niñas reciban la atención que necesitan. 


El clima de miedo es tal que muchas mujeres optan por no salir de sus hogares. Quienes lo hacen, tal vez tengan que viajar kilómetros hasta llegar a una clínica, donde quizá las rechacen solo porque son mujeres. 


En algunas provincias, las mujeres no pueden ser tratadas por médicos varones, y hay menos trabajadoras de la salud. Una prohibición impuesta por las autoridades de facto en diciembre de 2024 impidió que las mujeres estudiaran medicina u obstetricia, lo que cerró una de las últimas vías para convertirse en proveedoras de atención médica. 


Los resultados son alarmantes. Las mujeres viven vidas más cortas y menos saludables. Los riesgos de mortalidad materna están en aumento, en particular por las altas tasas de maternidad adolescente debido al matrimonio infantil. Y la mayoría de las mujeres ni siquiera pueden tomar decisiones sobre su propia salud, pues a menudo se deja en manos de sus parientes varones. 


Estar confinadas en el hogar también tiene profundas consecuencias para la salud mental. El acceso limitado a la actividad física y al apoyo comunitario y emocional ha provocado una crisis de salud mental entre las mujeres y niñas, que informan de niveles crecientes de ansiedad, desesperanza y desesperación. 


Al igual que las mujeres de todo el mundo, las afganas también tienen más probabilidades de poner la salud de las demás personas por encima de la suya. En tiempos de dificultades económicas, dan prioridad a sus familiares.


¿Por qué las niñas no pueden ir a la escuela en Afganistán?


Cuando las niñas afganas salen por las puertas de la escuela el último día del sexto grado, su educación formal termina. Desde septiembre de 2021, los talibanes han prohibido a las niñas asistir a la escuela secundaria. 


Sin embargo, la crisis comienza desde antes: casi el 30 por ciento de las niñas afganas nunca comienzan la escuela primaria debido a la pobreza, las normas de género restrictivas y la preocupación por su seguridad.

Las familias suelen retirar tanto a las niñas como a los niños de la escuela para que empiecen a contribuir con los ingresos del hogar o a prepararse para el matrimonio infantil, que ha ido en aumento a medida que las familias luchan por hacer frente a la crisis económica. 


Existen algunas opciones de aprendizaje informal o en línea, pero solo llegan a una pequeña fracción de las niñas y no sustituyen al aprendizaje formal de tiempo completo. Por otro lado, tampoco representan una vía para acceder a la educación superior o conseguir un empleo. 


Los efectos de estas políticas son devastadores:


No se trata solo de escuelas. Se trata de la pérdida de futuros y medios de vida y comunidades atrapadas en la pobreza. 


¿Se les permite a las mujeres afganas tener empleo?


Afganistán tiene hoy una de las mayores brechas de género del mundo en la fuerza laboral. Solo una de cada cuatro mujeres está empleada o buscando empleo, en comparación con casi el 90 por ciento de los hombres. 

Esto no es un accidente. Los talibanes han establecido prohibiciones radicales que tornan imposible para las mujeres trabajar en sectores que alguna vez ofrecieron oportunidades de empleo, como la administración pública, las ONG nacionales e internacionales y los salones de belleza. 


La mayoría de las mujeres que sí participan en la fuerza laboral se ven obligadas a realizar trabajos inestables y mal remunerados en la economía informal. Incluso acceder al dinero es un problema: menos del siete por ciento de las mujeres afganas tienen una cuenta bancaria o utilizan una billetera virtual. 


Las organizaciones de mujeres de la sociedad civil también se han visto sometidas a una intensa presión. Los talibanes han restringido el trabajo de las mujeres en las ONG, las han destituido de sus puestos de liderazgo, e incluso han obligado a las ONG a reemplazar la palabra “mujeres” por “hombres” en los documentos de los proyectos. Este hostigamiento ha obligado a muchas organizaciones de mujeres a cerrar o reducir considerablemente sus actividades, mientras que otras luchan por mantenerse en funcionamiento.


¿Las mujeres pueden participar en la política en Afganistán?


Las mujeres están completamente excluidas de la política formal en Afganistán. En 2020, las mujeres afganas ocupaban más del 25 por ciento de los escaños del parlamento y podían postularse a la presidencia. Hoy en día, no ocupan ningún puesto en el gabinete de facto. Los talibanes están más cerca que nunca de lograr su ideal de una sociedad que borre por completo a las mujeres de la vida pública. 


Mientras tanto, algunas mujeres aún encuentran otras formas de participar y se reúnen informalmente con las autoridades de facto para abogar por sus organizaciones y comunidades. Estos silenciosos actos de influencia son importantes, pero no sustituyen a la representación equitativa. 


No hay imágenes de mujeres en cargos públicos, en la televisión o en eventos oficiales. El mensaje para las niñas y mujeres es claro: el liderazgo no es para ustedes. 


Incluso en el ámbito privado, la influencia de las mujeres está disminuyendo. Los datos de ONU Mujeres revelan una caída del 60 por ciento en el número de mujeres que sienten que pueden influir en las decisiones dentro de sus propios hogares, el único espacio en el que todavía se les “permite” estar. 


¿Es seguro ser mujer en Afganistán?


La respuesta corta es: no. Además, los riesgos están en aumento. 


Si bien ya no es posible recopilar datos nacionales sobre la violencia de género en Afganistán de manera segura o confiable, las cifras disponibles muestran un panorama desalentador. En 2018, más de una de cada tres mujeres afganas había sufrido violencia física o sexual por parte de su pareja durante el último año. 


Desde el regreso de los talibanes al poder en 2021 es probable que la violencia haya empeorado. Las dificultades económicas, las restricciones a la educación de las niñas y el desmantelamiento de las leyes y los servicios de prevención y respuesta ante hechos de violencia han creado condiciones para que la violencia de género crezca sin control. 


Las restricciones al movimiento pueden hacer que la vida diaria sea peligrosa para las mujeres y niñas. En muchas partes del país, las mujeres deben estar acompañadas por un familiar varón cuando salen de sus hogares, a veces incluso para trayectos cortos. Las viudas o las mujeres sin parientes varones cercanos arriesgan su seguridad simplemente para comprar alimentos o acceder a servicios de atención médica. 


Los números en materia de matrimonio precoz, forzado e infantil siguen siendo altos y están en aumento. En 2023, casi el 30 por ciento de las niñas afganas menores de 18 años estaban casadas, el 10 por ciento de ellas antes de cumplir 15 años. Algunas familias, ante situaciones de pobreza, casan a sus hijas como estrategia de supervivencia. 


¿Las mujeres pueden todavía ejercer su influencia en Afganistán?


Las mujeres y niñas afganas aún encuentran formas de sortear y resistir las crecientes ataduras que pesan sobre sus vidas. 


Pese a todas estas restricciones casi absolutas que se han impuesto sobre sus vidas, hay mujeres que aún encuentran formas de llevar adelante negocios y responder en la primera línea como trabajadoras humanitarias, periodistas y lideresas comunitarias.  


Ellas siguen defendiendo sus derechos y de los derechos de todas las personas en Afganistán. 


¿Cómo trabaja ONU Mujeres con las mujeres y niñas en Afganistán?


ONU Mujeres sigue presente en Afganistán; cubre necesidades inmediatas y salvaguarda el futuro de las mujeres y niñas afganas. Nuestro apoyo incluye lo siguiente: 


  • Programación hecha por mujeres y para las mujeres. Trabajo con más de 200 organizaciones de mujeres, incluidas líderes, defensoras de los derechos humanos, periodistas y más. 

  • Colaboración con las autoridades de facto para encontrar formas de salvaguardar, apoyar y empoderar a esas organizaciones de mujeres. 

  • Expansión del apoyo a las mujeres empresarias con capital, capacitación y acceso a los mercados. 

  • Servicios integrados que incluyen apoyo psicosocial, servicios humanitarios y actividades que fomentan los medios de vida para llegar a las mujeres y niñas más marginadas y vulnerables. 

  • Amplificación de las voces de las mujeres afganas en las plataformas internacionales de toma de decisiones. 

  • Registro de los efectos de la crisis de los derechos de las mujeres en el territorio. 


¿Cómo puede la comunidad internacional apoyar a las mujeres en Afganistán?


ONU Mujeres insta a los socios mundiales a lo siguiente: 


  • Asignar financiamiento flexible a largo plazo: Apoyen a las organizaciones de mujeres de la sociedad civil con recursos sostenibles y adaptables. 

  • Garantizar que al menos el 30 por ciento del financiamiento destinado a Afganistán apoye la igualdad de género: Eviten programas que no atiendan explícitamente las necesidades de hombres y mujeres, niños y niñas. Hagan que los derechos de las mujeres ocupen un lugar central en todas las iniciativas. 

  • No normalizar la discriminación: Eviten medidas o asociaciones que puedan apoyar o normalizar involuntariamente las políticas discriminatorias de los talibanes. 

  • Integrar los derechos de las mujeres en toda la acción humanitaria: Los derechos humanos, especialmente los derechos de las mujeres, deben ser la base de las respuestas de ayuda y desarrollo. 


Las mujeres afganas merecen un futuro


A pesar de todo, las mujeres y niñas afganas siguen demostrando fortaleza, resiliencia y coraje. Sin embargo, no deberían tener que enfrentarse a esos desafíos solas. 


El mundo debe actuar ahora, no solo para satisfacer las necesidades urgentes, sino también para proteger el futuro de una generación. El silencio no es una opción. La solidaridad no es optativa. 


Escuchemos. Financiemos. Luchemos en conjunto por y para TODAS las mujeres y niñas en Afganistán.

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